jueves, 21 de abril de 2011

Capítulo 4


Agosto 2001
Era domingo por la tarde y Gala se había quedado dormida en una tumbona que había en la terraza de su casa. El libro que había estado leyendo hasta que el sopor la invadió descansaba peligrosamente al filo de la tumbona cuando, al mover la mano unos centímetros, lo empujó y provocó su caída. El pesado libro produjo un golpe sordo al darse contra el suelo, haciendo que Gala se despertara con gran sobresalto. Miró con los ojos adormecidos a derecha e izquierda buscando el origen de aquel ruido, y cuando bajó la mirada hacia el suelo lo encontró. Recogió el libro y lo puso sobre una pequeña mesa redonda que tenía justo al lado. Al moverse, notó una tirantez en la rodilla herida por la caída del día anterior. Llevaba una gasa sujeta con un esparadrapo que le molestaba cada vez que flexionaba la pierna. Se apartó un poco la gasa para comprobar el estado de la herida; vio que ya se había formado una costra, así que sería mejor dejarla al aire para que se acabara de curar. Empezó a retirar el esparadrapo despacio, pero como sabía que de esa forma dolería más, acabó quitándoselo con dos tirones rápidos.
***
Cuando el día anterior Pablo condujo a Gala a su casa se encontraron con que no había nadie allí. Él supuso que su abuela habría salido a dar un paseo o a comprar lo que le hiciera falta para hacer la comida. Gala se sintió algo más tranquila; no le entusiasmaba la idea de tener que conocer a aquella señora desconocida que, muy probablemente, se preguntaría qué demonios haría esa chica en su casa. Esperó en la terraza, sentada en una silla de madera, mientras Pablo buscaba el botiquín en el interior de la vivienda. Apareció al cabo de dos minutos, con una amplia sonrisa en la cara y dispuesto a conseguir el perdón de la refunfuñona mediante el galante acto de curarle la herida. No fue fácil, pues en un principio ella se resistió y pretendió hacerlo ella misma, pero él no cedido:
–He sido yo quien te ha hecho daño así que lo menos que puedo hacer es curarte la herida. –no dejó de sonreír en todo momento, pero sus ojos verdes la miraban con tanta intensidad que Gala fue incapaz de llevarle la contraria y le dejó hacer.
Pablo se sentó en el suelo, cogió el bote de agua oxigenada y mojó un pedazo de algodón con ella. Llevó el algodón a la herida y la empezó a limpiar con mucha delicadeza. Ella quería quejarse, decirle que le escocía o que le estaba haciendo daño para hacerle sentir mal por haberla atropellado con la bici, pero le fue incapaz. Pablo no se parecía a la mayoría de chicos que conocía. A ellos solía tratarles con antipatía en un primer momento, hasta que se ganaban su confianza y consideraba que ya eran merecedores de su amabilidad. Pero Pablo estaba portándose tan bien con ella para contentarla y arreglar lo que había hecho que empezaba a sentirse mal por ser tan borde. Intentó cambiar de actitud dándole un poco de conversación:
–No me suena tu cara, ¿hace mucho que vives aquí?
–En realidad no vivo en Sitges, soy de Madrid. –cogió un nuevo pedazo de algodón y lo impregnó de iodo. –He venido a pasar el mes con mi abuela porque mi abuelo murió hace unos meses y mi madre insistió en que viniera aquí para hacerle compañía.
–Es un bonito detalle. –reconoció Gala con sinceridad. – ¿Conoces a alguien de aquí?
–Por desgracia no. Cuando era más pequeño sí que hacía amigos cada verano que pasaba aquí, pero hace cinco o seis años que no vengo y me imagino que ya no se deben acordar de mí.
–Bueno, siempre puedes intentar conocer a alguien nuevo. –respondió ella para intentar animarle.
–Supongo que sí. De todas formas llegué el jueves por la noche así que aún no he tenido tiempo para socializar con nadie. Aunque como vaya atropellando a todo el mundo no creo que haga muy buenos amigos.
–¡Ya te digo yo que no!
Por primera vez ambos rieron, se miraron directamente a los ojos y se relajaron. Pablo le acabó de curar la rodilla a Gala; le puso una gasa y la adhirió a la piel con una tira de esparadrapo. Una vez hecho esto, le preguntó si quería quedarse un rato y le ofreció algo de beber, pero ella consideraba que ya era hora de volver a casa y rechazó su ofrecimiento.
–Te acompaño a casa entonces.
–¿Estás de coña? Aún no estoy segura de que no seas un violador, un maníaco o un asesino. –repitió Gala la misma broma mientras le guiñaba un ojo.
–O las tres cosas a la vez. –le volvió a contestar él como había hecho antes, aunque no pudo evitar mostrarse algo decepcionado por el rechazo.
–Exacto. –y con una sonrisita divertida se marchó por la puerta de color burdeos, caminando con cierta lentitud dirección a su casa y dejando a Pablo allí, que observó la puerta durante unos minutos más mientras pensaba en lo imprevisible que era aquella chica.
***
Gala estaba inmersa en sus pensamientos cuando una voz un poco chillona la sacó de su ensimismamiento:
–Eh tú, perezosa, vamos un rato a la playa, ¿te vienes?
Gala reconoció la voz que venía desde la calle, se levantó a toda prisa de la tumbona y se asomó al balcón. Eran Carla y Beth, vestidas con bañadores, pareos y chanclas y cargadas cada una con su bolso de playa.
–Emm... sí, -contestó aún medio adormilada –dadme dos minutos y bajo.
Quince minutos más tarde, las tres amigas llegaban a la playa, colocaban sus toallas en la arena, se untaban con crema solar y se tumbaban a tomar el sol de las cinco de la tarde. Hablaban con alegría, con un tono de voz elevado, gesticulando de una manera que muchas personas podrían calificar de excesiva, pero eran plenamente felices en aquellos sencillos días de verano.
–Pues yo creo que Danny no debería haberse liado con Evelyn, ¡pero si era la novia de Rafe, su mejor amigo de toda la vida! –dijo Beth con indignación cuando hablaban de Pearl Harbor, la última película que habían ido a ver al cine.
–Pero Rafe en teoría había muerto. No sé, yo hubiera hecho como Evelyn: a rey muerto, rey puesto.
–Carla, mira que llegas a ser bruta. ¿Tú qué piensas, Gala?
–Es una situación muy complicada, no me gustaría estar en la piel de ninguno de ellos tres. Supongo que uno no elige de quién se enamora, así que no podemos decir nada en contra de Evelyn y Danny. Pero si os soy sincera, yo vuelvo de la guerra y me encuentro con semejante panorama, ¡y me muero!
–¿Morirte? Mujer, digo yo que mi pequeño atropello no fue para tanto, ¿no?
Gala palideció al reconocer aquella voz. No quería darse la vuelta porque sabía qué se iba a encontrar, o mejor dicho, a quién. Aun así, no podía ignorar su presencia, sobre todo porque sus amigas habían dirigido rápidamente la mirada hacia él, sin comprender nada en absoluto.

6 comentarios:

  1. Leido. Me ha gustado más éste capítulo que el anterior, me recuerda a "Memorias de Idhun", pero suprimiendo toda la trama de fantasía.

    Tres apuntes:

    - Cuida las repeticiones. En la primera parte las palabras "libro" y "tumbona" se repiten demasiado, por ejemplo.
    Algo que te ayudaría mucho a detectar repeticiones y a pulir bien el texto es leerlo en voz alta.

    - Después de una raya de diálogo, todo lo que siga a un punto, un signo de interrogación o uno de exclamación; salvo los verbos de habla (dijo, preguntó, contestó, etc.); va en mayúscula. De todas formas, no hace falta que pongas el punto antes de el guion. Por ejemplo:
    En vez de "–Bueno, siempre puedes intentar conocer a alguien nuevo. –respondió ella para intentar animarle.", al ser una acotación, puedes poner directamente "–Bueno, siempre puedes intentar conocer a alguien nuevo –respondió ella para intentar animarle."
    Y la acotación que vaya entre esas rayas lleva el punto final después de dicha raya: "-Hola -dijo-.¿Qué tal estás?".

    - "Pearl Harbor" es una mierda.

    Bueno, espero con ansia el siguiente.

    ResponderEliminar
  2. De acuerdo con todo excepto: Pearl Harbor mola! jajajaja

    Memorias de Idhun es caca.

    Estoy empezando a pensar que mi libro es algo así como esquizofrénico, porque cada día me dices que te recuerda a algo diferente jajaja

    ResponderEliminar
  3. Evelyn era una zorra, pobre Rafe xD

    Hazlos un poco más largos laaaaaaaaaau

    ResponderEliminar
  4. es por no aburriros con tochacos hiperlargos XDDD

    ResponderEliminar
  5. Laureta! por fin me he podido leer este capítulo, muy bueno ya espero el siguiente!!! para finales de semana? XD

    ResponderEliminar
  6. me gusta!!!!!! quiero mas capitulosssssssssssss :D
    (te pondria alguna anotación/critica pero soy un poco mala en esto de escribir, asi que me parece todo bien -de momento-). Bueno si, una cosa: que cada vez que publiques un capitulo me avises porq lo he encontrado de casualidad por el twitter!!!!

    ResponderEliminar